Ciudad Juárez, Chihuahua, México.

Otoño del 2025

Por Guillermo López Portillo 

Respetaba mucho la figura del ídolo Juan Gabriel. Disfrutaba su música, incluso lo pude ver en vivo en un evento de fin de año de los tiempos gloriosos de Televisa. También había visto las series que se han hecho sobre su vida y su música. 

Pero no estaba preparado para ir más a fondo y entrar por un momento en un mundo mucho más íntimo del personaje, del ser humano, de la cabeza de una Fundación y un conglomerado que -como su música- no paran y que el ser humano Alberto Aguilera Valadez, dejó muy bien encargado su legado para poder continuar con su leyenda.

Sí, Juan Gabriel -a casi 10 años de su partida física- lo dejó todo muy bien encargado, no sé si en el aspecto financiero, pero sí en lo que le pertenecía: su talento y el amor incondicional del público de varias generaciones y de muchas latitudes.

Había pasado muchas veces junto a esta residencia histórica, que habitó la familia Mora en los años 40s, ubicada sobre la avenida 16 de septiembre, y que todo mundo la identifica en Ciudad Juárez, porque es la ruta rumbo a la frontera de El Paso, Texas. La puedes admirar de ida y si vas de regreso hacia territorio mexicano, también llama tu atención este inmueble que Juan Gabriel adquirió en 1984.

Nuevo circuito de Museos 

En Ciudad Juárez, a pesar de las embestidas del presidente Donald Trump contra el libre comercio y contra los migrantes, el movimiento del sector maquilador y comercial sigue siendo impresionante y de unos años para acá, la ciudad fronteriza con Estados Unidos se ha posicionado también como centro de arte y cultura.

Con instalaciones de vanguardia, como son el Centro Cultural Paso del Norte, el Museo La Rodadora y el Museo de la Revolución en la frontera, en la antigua Aduana de Ciudad Juárez donde alguna vez se reunieron los presidentes de México Porfirio Díaz  y de Estados Unidos, William Taft.

Con el apoyo de los hijos de Juan Gabriel Iván, Hans, Jean y Joan,  y el Municipio de Ciudad Juárez y sus fieles fanáticos, se logró echar a andar este proyecto después de casi 20 años de trabajos, porque no fue fácil ponerse de acuerdo familia y autoridades. La pauta la dio el propio Juan Gabriel -me dice el director Felipe Rojas- al dejar claro que quería que esta casa fuera la que visitaran sus seguidores. Incluso aquí también quedaron cuatro perros que pertenecían al compositor.

Esa experiencia es la que me deja la visita a la Casa o Museo Juan Gabriel. Una probada de cómo se construyó la historia del artista que cambió los parámetros de la industria de la música y el entretenimiento. Por su confrontación con las grandes compañías disqueras, a quienes les exigió devolver su catálogo. Por su desinhibida sexualidad y sus inolvidables espectáculos en vivo.

Alguien que vino de la pobreza de una familia migrante en un lugar  de dificultades para cantar en las calles de Ciudad Juárez, llena de tugurios, pero también después de muchos años, brindar oportunidades de crecimiento a esta ciudad fronteriza. Ayudar a convertirla en un destino para más visitantes.

Juan Gabriel mantuvo durante casi 30 años una escuela de música y albergue en la región, destinado a los niños huérfanos, hijos de madres solteras y la infancia más desprotegida.

Lugar de Peregrinaje: 35 mil visitantes

El primer año llegaron a visitar la Casa Museo o Museo Juan Gabriel -como prefieren que le llamen- 35 mil visitantes, de México y del extranjero, la mayoría paisanos enamorados del cantante, pero también de Asia, de Centro y Sudamérica.

Después de recoger los celulares, para evitar la grabación de objetos  y “desconectarnos y disfrutar de la experiencia inmersiva en el mundo y en los artículos personales que ofrece la casa en donde habitó el artista y compositor Juan Gabriel” iniciamos al recorrido. Yo acompañado de Leticia Solares, la gran periodista encargada de la comunicación.

Con un guion museográfico muy cuidadoso y respetuoso del legado del maestro Alberto Aguilera Valadez, recorremos, primero la sala de video, afortunadamente con una plataforma para la inclusión de personas con discapacidad. Después, el sótano con algo de lo más preciado: sus trajes de colores explosivos, su piano, las letras de sus canciones, su letra manuscrita y unas televisiones que proyectan los momentos claves de Juan Gabriel, como el clásica programa conducido por Verónica Castro.

Placas de las presentaciones, discos de oro, trofeos El Heraldo de México y publicaciones de Notitas Musicales. Y ediciones conmemorativas de sus conciertos en el Palacio de Bellas Artes.

Después de conocer el Festival anual dedicado al artista, me parece que podría podría emular la casa Graceland de Elvis Presley en Memphis, una meca para los fanáticos del cantante de rock.

Nervioso y con problemas técnicos

Me sentía nervioso antes de iniciar la visita al Museo Juan Gabriel, por tener la responsabilidad de hacer una entrevista tan importante sin el apoyo de un camarógrafo de mi equipo, como lo ha sido Alex Hermenegildo por tantos años, quien se encontraba en una cobertura informativa.

Tendría que operar solo las dos cámaras de video para la entrevista de mi podcast. Ni hablar: aproveché la avanzada tecnología de un nuevo modelo de teléfono celular ya que había perdido mi móvil unos días antes mientras andaba en una bicicleta de Ecobici.

Así llegué a la entrevista con el director Felipe Rojas: agripado y nervioso. Pero con muchas ganas de aprovechar la oportunidad única de visitar la casa de Juan Gabriel. El clima en Ciudad Juárez es impredecible. Calor seco, propio de desierto y fuertes vientos pueden complicar cualquier grabación en exterior. Así que se recomienda realizar las entrevistas lo más temprano que puedas.

Bienvenida de Juan Gabriel y las cenizas del maestro.

El ingreso a la planta principal, como todo el recorrido, está muy bien organizado. Queda claro que vamos a entrar a un espacio más privado y personal del artista.

Un video preparado por el cantante nos da la bienvenida al interior de la residencia. Parece haber sido grabado ayer. El mensaje se centra en motivar a los jóvenes a prepararse en la educación y estudiar para lograr sus objetivos.

Observo la caja con las cenizas de Juan Gabriel, enmarcada en ramos de flores.

Una imponente cúpula de cristal y una terraza interna quedaron como huella de la riqueza de la familia Mora que ocupó la mansión.

Aquí se compusieron canciones, se idearon discos, se hicieron entrevistas de televisión, como la del periodista Guillermo Ochoa. 

Los colores chillantes distinguen cada una de las habitaciones de la parte superior. 

Las habitaciones fueron diseñadas para recibir a sus invitadas. Nada menos que Lola Beltrán, Lucha Villa y su representante María de la Paz Alcaraz. 

Llama la atención el color vino del cuarto de baño, con accesorios de oro y una tina de otro siglo donde puedo imaginar la figura de Juan Gabriel. 

Una secuencia de todas las portadas de sus discos LP adornan una parte del piso superior.

Felipe Rojas, director del Museo y Fundación Juan Gabriel y Leticia Solares, encargada de comunicación, están a la altura de la responsabilidad de cuidar el legado del ídolo Juan Gabriel, un legado que se ha mantenido en la polémica por diversos motivos, como las versiones de que el cantante sigue vivo y se comunica con algunas personas.

La residencia se puede disfrutar desde afuera, donde se escuchan todo el tiempo las innumerables canciones de Juan Gabriel.

Destacan los jardines, un kiosco y un vehículo clásico del divo de Ciudad Juárez.

Y en el exterior las fotografías en gran formato alrededor de la residencia Museo Juan Gabriel. 

“Pensamos que las iban a grafitear, pero no ha ocurrido”. Concluye el director Felipe Rojas.

Lo que habla del cariño de la población de Ciudad Juárez, comprometido a cuidar el legado y leyenda de en este terruño.

Te invito a que conozcas el Museo Juan Gabriel, homenaje justo, informado y símbolo de la cultura popular mexicana.

Más información y la entrevista completa en www.guillermolopezportillo.com